domingo, 13 de febrero de 2011


Estoy al otro lado de la acera, con los cascos en los oídos y con la mochila detrás en la espalda. Es como encontrarse en el fondo de un callejón con una vocecita en tu cabeza reprochándote que has perdido el tiempo, que te has quedado con recuerdos que al fin y al cabo ya no te sirven para nada, que lo único que te queda son las manos vacías y un nudo en la garganta.
¿Enserio te ha merecido la pena?, espero que sí, porque ya no podré entregarle mas valor a las personas que no se lo merecen.